La mayoría de nuestros organismos son diurnos. Por la mañana cesa la secreción de melatonina y aumenta la presión arterial, también el cortisol y la glucosa. Estos cambios son las que hacen que nuestros cuerpos se sientan frescos por la mañana y viceversa, lo que nos motiva a dormir por las noches y hacer vida por el día. Pero ese otro grupo, los vespertinos, son incapaces de aguantar bien estas condiciones. Sus aumentos de melatonina, cortisol y glucosa aparecen, de media, cuatro horas antes de que una persona diurna vaya a ir a acostarse.