Todos hemos vivido esa situación. Lo primero: Aprieta las nalgas. Piénsalo de esta manera: Si no hay espacio entre tus nalgas, ¿Cómo puede escapar el gas? Aunque puede ser un poco doloroso y no se puede mantener por mucho tiempo, si aprietas las nalgas evitarás que él escape. Tienes que apretar el ano pero debes saber que no es la solución definitiva pues puede volver y más fuerte que antes. Levántate, cambia de posición, reclínate en la silla, acuéstate y alterna las nalgas. El problema es que raras veces desaparece así que hay que soltarlo.