Otro aspecto que recalca el experto repetidas veces es la importancia de contar con datos científicos comprobables a la hora de examinar la historia. Por eso en muchas cuestiones no puede dar más que una opinión. Y por eso critica tanto que a cualquier cosa que la gente se encuentra en las afueras de su pueblo las llame «ruinas romanas», porque suelen ser obras de épocas posteriores, de la edad media o incluso del renacimiento o más tarde, a veces incluso entre las más «famosas».
La construcción de un puente sobre el agua es una tarea de enormes proporciones y, a pesar de los muchos avances tecnológicos, los fundamentos no han cambiado desde la Antigüedad.
En el primer milenio antes de nuestra era, viajeros eruditos del mundo griego y romano nos aportan una característica más del gran Ramsés: su faceta de rey constructor, cuyos vestigios en aquellos momentos eran espectaculares.
Los antiguos romanos pueden haber construido estructuras que actuaban como pantallas de protección sísmica mucho antes de que los físicos conocieran los metamateriales o la óptica de transformación. Esto es lo que sugieren investigadores franceses en su estudio Role of nanophotonics in the birth of seismic megastructures.