El desarrollo de burnout es causante de muchos síntomas de tipo fisiológico (dolores de cabeza, insomnio, fatiga, falta de apetito, susceptibilidad de la enfermedad), psicológico (aumento de pensamientos negativos, depresión, dificultad en las relaciones interpersonales) y/o comportamentales (disminución del rendimiento, retirada de la actividad, conductas rígidas), que pueden afectar a cualquier nivel de la persona.