El 5 de agosto de 1966, los Beatles publicaron Revólver, su séptimo disco. en medio de la grabación de aquel álbum, John Lennon se acercó a George Martin, el mítico productor de la banda, le dijo que tenía una canción diferente a todo lo que habían hecho, que tenía sólo un acorde y le pidió: “Quiero que mi voz suene como el Dalai Lama cantando desde la cumbre de una montaña a kilómetros de distancia”. Emerick, el Messi del sonido, hizo magia en un rato: usó cámaras de eco, un órgano Hammond, altavoces giratorios.