En su abundante producción tuitera se aprecia descuido, negligencia y apresuramiento impropios de un representante político. Las prisas y la falta de revisión de sus textos boicotean entonces las proclamas de Bódalo. Pero en otras ocasiones, las faltas que encontramos resaltan hasta qué punto la comparativa con Miguel Hernández es disparatada. Tiene un vicio particular al escribir que es el de enredarse con las comas, con las que a menudo tropieza en los tuits. En otros casos le sobran y termina diciendo lo contrario de lo que quería decir.