El 17 de enero de 1966 pudo cambiar la historia de España (y del mundo) de manera drástica y apocalíptica. Dos aviones del ejército de Estados Unidos colisionaron durante unas maniobras. Uno de ellos iba cargado con cuatro bombas de hidrógeno, con una potencia de 1,1 megatones, es decir, 1 100 000 toneladas de TNT, unas 70 veces más potente que la bomba lanzada sobre Hiroshima. Los restos de los aviones y las cuatro bombas cayeron sobre un pequeño pueblo de Almería, en el sureste español. A día de hoy, todavía no conocemos el auténtico alcance