Alrededor de 1.100 millones de adolescentes y adultos jóvenes, de entre 12 y 35 años, están en riesgo de pérdida de la audición debido al uso de dispositivos de audio personales, entre ellos los teléfonos inteligentes, y la exposición a niveles perjudiciales de sonido en lugares de ocio ruidosos, como discotecas, bares y estadios deportivos.