”El príncipe parece bastante débil; muestra signos de degeneración; tiene flemas en las mejillas, la cabeza llena de costras y el cuello supura; asusta de feo”, dijo del recién nacido el embajador francés. Con el fin de que sobreviviera fue alimentado por catorce amas de cría distintas, que le amamantaron hasta los cuatro años y no siguieron por más tiempo, al ser considerado indecoroso para un monarca. Carlos II no pudo sostenerse en pie hasta tener cumplidos los seis años. Padecía raquitismo pues no tenía vitamina D, el niño carecía de falta