En la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética creó un método para desplegar sus tanques por vía aérea. ¿El resultado? El Antonov A-40. La intención de los soviéticos era remolcarlo con un avión para que luego aterrice directamente en el campo de batalla y esté listo para luchar en poco tiempo. Pero el proyecto demostró rápidamente no solo ser ambicioso, sino también problemático. Así, los soviéticos abandonaron el Antonov A-40, aunque siguieron experimentando con el concepto incluso después de la Segunda Guerra Mundial.