A las 10.30h del 27 de mayo de 1942, el Mercedes-Benz en el que viajaba el alto líder de las SS, Reinhard Heydrich, sin ningún tipo de escolta, gira la curva de la calle Holesovice aminorando la velocidad, dirección al Castillo de Praga. De repente, y para sorpresa del dirigente alemán y de su chófer, un hombre se interpone en su camino sacando de la gabardina un arma automática. Apunta directamente a Heydrich y dispara. Pero el arma no reacciona. El coche frena completamente. Pasan unos segundos en los que nunca sabremos qué pasó por la cabeza