La práctica de la meditación no es una gimnasia corporal, ni un ejercicio mental, ni una psicoterapia, ni una práctica metafísica. Es la dinámica corporal, emocional, mental y espiritual por la que se produce la transformación energética que desemboca, finalmente, en una experiencia de despertar. El Despertar espiritual es, sobre todo, el despertar de la energía vital que se manifiesta como cuerpo, respiración, emociones, mente y espíritu.