Ella dice que Peter, el delfín, no pronunciaba bien, pero sí sabía imitar la entonación, las inflexiones de su voz. Palabras simples, repetidas una y otra vez, durante nueve meses inolvidables, intentando algo que nadie más había hecho antes, ni volvería a hacer después."Lo interesante es que se sabe desde tiempos de Aristóteles que los delfines pueden hacer sonidos de forma parecida a los humanos, a través de sus espiráculos (las pequeñas aberturas exteriores de las tráqueas), no por sus bocas", explica Riley a la BBC