La vigencia de sus textos es máxima, incluso acuciante (...) Aquella condición de expatriado de su propio cuerpo que, sumada a la dura experiencia de la guerra de Crimea, le empujó a buscar permanentemente el sentido de la existencia. Sobre todo, el sentido del mal y el sufrimiento. Esta búsqueda le condujo, al final de su vida, a renunciar a todos sus bienes (incluidos sus derechos de autor) (...) A pesar de su constante e innata tendencia a permanecer en soledad, siempre amó a sus semejantes tanto como a los animales.