En la Segunda Guerra Mundial, innumerables desafíos hicieron que el transporte básico fuera difícil, costoso y peligroso. La necesidad de encontrar formas rápidas, eficientes y silenciosas de trasladar a personas de A a B (con escasez de combustible, carreteras dañadas y batallas en curso) llevó a muchos soldados y civiles a usar bicicletas. En algunas zonas tropas se volvieron más ágiles, refugiados llevaron en bicicletas a familias y pertenencias a lugar seguro, guardias antiaéreos podían cubrir más terreno y muchos no tenían otras opciones.