Con la edad, la densidad ósea va disminuyendo, los huesos se degradan más rápido de lo que los reponemos, pero podemos retrasar su desarrollo con la práctica de ejercicio regular y con una alimentación saludable. De esta forma, mantendremos un esqueleto fuerte, previniendo lesiones y fracturas. Es decir, el estilo de vida que llevemos repercutirá en nuestro organismo según avanzan los años y, por lo tanto, a nuestros huesos.