El siglo XVIII, también conocido como siglo de las luces, está marcado por el desarrollo de la cartografía. Un desarrollo paralelo al ritmo con el que las potencias europeas precisaban desarrollar una cartografía topográfica exacta y de calidad de sus territorios con fines militares, políticos y fiscales. Así las cosas, a finales del XVIII gran parte de los países europeos poseían ya una cartografía nacional propia. Francia, que en 1666 había creado la Academia de las Ciencias de París, lideraba la creación cartográfica por aquel entonces.