«Las mujeres de la tribu alejaron de la aldea al niño maldito, lo estrangularon con una cuerda, le llenaron la boca de arena para impedir el llanto y lo dejaron allí, entre los arbustos, a merced de las hienas» Esta masacre se lleva repitiendo de generación en generación desde tiempos remotos en las tribus Hamer y Karo. A estos niños malditos se les conoce como niños Mingi, niños que, de no ser asesinados, traerían penurias a la comunidad en forma de enfermedades, hambre o sequía para los cultivos. Los casos de infanticidio se han sucedido a