Hoy tenemos, aún sin definirlo, incluso sin que lo perciba del todo la sociedad, el “realismo capitalista” de la literatura y el arte. Las tomaduras de pelo que en los grandes museos y galerías pasan por “arte contemporáneo”, y para las cuales hay importantes patrocinios de fundaciones, empresas e instituciones públicas, forman parte de él. Hoy cualquiera es “artista”. Asimismo, los consorcios editoriales ávidos de ganancias pero despreocupados por la calidad de contenidos, han propiciado una falta absoluta de respeto por el...