No es fácil, pero tampoco imposible. Esta es la explicación: las gallinas no necesitan gallos para poner huevos. Con las condiciones adecuadas de luz y alimentación, pondrán una media de un huevo diario. Así que, en las granjas intensivas -de donde salen la mayoría de los huevos que compramos- se seleccionan solo ejemplares hembras y, como no hay gallos, es imposible que los huevos estén fecundados y que, por tanto, aparezca un pollito si los incubamos. Hay otra posibilidad de conseguir un huevo fecundado: usar uno de codorniz.