“La agricultura industrial es voraz y ecocida, simplifica la naturaleza, destruye los bosques, termina con los principios naturales de la diversificación en masa de la macro y microbiología, contamina y modifica el curso natural de las aguas, elimina cualquier posibilidad natural de regeneración de los suelos; destruye y agota de forma definitiva las posibilidades presentes de poder disfrutar una vida sana y llena de felicidad, sin confrontaciones y riesgos. De forma definitiva, el discurso de generaciones futuras solo fue palabrerío.