En su necesidad de dominar y controlar, consecuencia del miedo que surge de la desconexión de su femenino -que es la tierra, lo intuitivo, el cuerpo emocional, lo profundo, lo sagrado...-, ha despreciado la conexión con los sentimientos y las emociones. Los hombres temen a las mujeres porque temen su propio femenino. La época moderna desacredita al macho. La mujer se ha masculinizado y el hombre se ha feminizado.