La Voyager 2 se convirtió, el 24 de Enero de 1986, en la primera (y última de momento) sonda terrestre que visitaba el desconocido Urano, el primer mundo "moderno" en el sentido que no formaba parte de los planetas clásicos que la Humanidad conocía desde los albores de la historia. El encuentro nos abrió las puertas a un mundo desconocido, con innumerables anillos, una gran familia de lunas, incluida la extraña Miranda, aparentemente destruida y reconstruida en numerosas ocasiones, un campo magnético totalmente desalineado con los polos.