Cuando tratamos de detener un movimiento corporal en el último segundo, tal vez para evitar dar un paso en lo que nos acabamos de dar cuenta de que es hielo, no siempre podemos hacerlo, y neurocientíficos de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, Maryland, Estados Unidos, han descubierto por qué. Detener un comportamiento planeado requiere una coreografía extremadamente rápida entre varias áreas distintas del cerebro, según los científicos.