Los insectos organizan el tráfico de sus senderos para dar cabida a un mayor número de individuos y aumentar su fluidez. En respuesta a una mayor densidad de tráfico en sus caminos, las hormigas aceleran el paso, en lugar de frenar, según un estudio reciente llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Halle-Wittenberg. Cuando estos aumentaron el aporte de alimentos dejando comida al lado de sus senderos, las hormigas incrementaron su velocidad de desplazamiento en un 50%. Y ello a pesar de que la densidad del tráfico se duplicó.