La vulgar naturaleza tangible y caduca del propio cuerpo humano nos incapacita a los humanos para poder experimentar lo divino en todo su esplendor. Aun así, a veces, nos suceden cosas maravillosas, cosas como los perfects. Los perfects son como una especie de fallo en el algoritmo humano que nos convierten en seres puros y etéreos; suceden cuando, al cagar, nos limpiamos y descubrimos, con extrema satisfacción y júbilo, una ausencia absoluta de pigmento en el papel, cuando somos testigos de ese lienzo en blanco que nos demuestra que no hem