En una expedición al Tíbet, concretamente en el año 1938, liderada por Erns Schafer, descubrieron una estatua de un guerrero, esculpida en un material desconocido y en el que la esvástica nazi estaba representada en su pecho. Este descubrimiento de los alemanes fue todo un misterio, por lo que decidieron llevarse esta estatua a Alemania y pronto las suposiciones de que el origen de la raza aria se encontraba en dicho lugar, pronto empezaron a recorrer el circulo esotérico de los nacionalsocialistas, que veían en esta estatua...