El 30 de enero de 1962 tres niñas, alumnas una residencia femenina de Kashasha, en la costa del Lago Victoria, en el país que entonces se conocía como Tanganika, empezaron a bromear en clase. Sus risas cantarinas contagiaron a sus compañeras, que se pusieron a reír, al principio, divertidas; a las horas, histéricamente. 95 de las 159 alumnas de la escuela cayeron contagiadas por el ataque, que duraba entre 8 horas y 16 días en los casos más graves. Los profesores no se vieron afectados pero no podían concentrarse.