Santiago Alba Rico (en adelante me referiré a él como SAR, para abreviar), uno de los fundadores del partido Podemos, nos tiene acostumbrados a sus meaditas fuera de tiesto. Sus retorcidos argumentos adquirieron un valor práctico de legitimación de la intervención militar en Irak y Libia. Fue de los intelectuales, ¡cómo no!, que raudos y veloces contribuyeron a crear un estado de opinión favorable a la intervención occidental en Siria, difundiendo una imagen demoníaca y muy tergiversada de Al-Asad. Lo mismo con Ucrania, adoptó una postura d