Las condiciones naturales, económicas y sociales de la comarca de Sanabria, en la que predomina la existencia de pueblos aislados, dispersos y pobres constituyeron el caldo de cultivo suficiente para desarrollar la imaginación popular, de forma que ante la falta de explicaciones lógicas a determinados fenómenos y hechos se les dio respuesta con narraciones a mitad de camino entre el mito y la tradición.