Ciertamente es pesada la carga que soléis llevar solos y casi siempre os olvidáis de lo contentos que estaríais si os ayudarais los unos a los otros, confortándoos en un estrecho y tierno abrazo. No esperéis que por gracia inefable se parta el pan de la vida. Las palabras suaves son como el maná de los cielos y cuando lleguéis al completo conocimiento de que todo mal, y todo error, y sus consiguientes sufrimientos, proceden de vuestra ignorancia, descubriréis por donde quiera y en cualquier forma sus manifestaciones. ...