A decir verdad, “La maja desnuda” dio más quebraderos de cabeza que satisfacciones a Francisco de Goya, quien no pudo ni imaginar siquiera el revuelo que iba levantar este retrato. En la época en la que el pintor aragonés plasmó a esta mujer desnuda en un lienzo, en España se respiraban aires liberales. Estos aires terminaron cuando Godoy fue separado del poder volviéndose al absolutismo en cuanto, vencidos y derrotados los ejércitos de Napoleón en España, volvió Fernando VII y se ciñó la corona.