Siempre se dijo —al menos hasta la llegada de Fury Road— que Mad Max era el perfecto ejemplo de héroe fascista. Pero si asesinan a tu mujer y a tu hijo de dos años por diversión y queman vivo a tu mejor amigo, en el contexto además de un mundo en el que está a punto de desencadenarse la guerra nuclear, pues lo natural es coger la recortada y cargarse a los que lo han hecho. Hay que decir, por tanto, que el Mad Max de la primera entrega no era un apologeta ultraderechista, sino una persona normal que, ante la adversidad, eso sí, actuaba de forma