El pollo es una de las carnes más saludables de nuestro menú: blanca, baja en calorías y grasas y con gran cantidad de proteínas. Es el ingrediente principal de muchas de muchas recetas (esas sí ya más o menos sanas). Lo asamos, lo empanamos, lo hervimos y lo freímos; le echamos ketchup, mayonesa o mostaza, entre otros aderezos; filetes, muslitos, pechugas, alitas… Hay mil maneras de ponernos las botas con él. Precisamente por su disponibilidad y versatilidad, es también objeto de muchos rumores y bulos.