En 2016 un polémico anuncio de detergente dió la vuelta al mundo. En él, una atractiva china flirtea con un apuesto hombre negro; tras intercambiarse miradas, ella le introduce una pastilla de detergente en la boca y le mete a la fuerza en la lavadora. Unos segundos después, y ante la mirada de satisfacción y felicidad de la chica, el negro se ha convertido en un sonriente, emblanquecido e impoluto chino. La pregunta que surge de inmediato es: ¿son los chinos realmente tan racistas? ¿Qué nos puede decir este anuncio sobre la sociedad china?