Flavio Constancio, del que no se sabe casi nada hasta la primera década del siglo V, obligó al godo Ataúlfo a establecerse en Hispania, contrató a su sucesor Valia para echar a vándalos y alanos, reubicó a los godos en la Galia... También llevó a cabo una recuperación de la administración romana, civil y militar, y se casó con Gala Placidia, consiguiendo ser augusto junto a su suegro, el emperador Honorio, al que estaba llamado a suceder. La muerte lo impidió, aunque dejó un hijo que sí subiría al trono más tarde: Valentiniano III.