Testículos: bolas, huevos, pelotas, escroto, un saco de carne colgando entre las piernas de cada hombre del mundo, dejadas fuera del cuerpo por capricho de la evolución para que el esperma esté a una temperatura adecuada para la fecundación, pero dejándolas a la intemperie, sin cartílagos ni huesos que puedan protegerlos de los golpes del destino. No se trata de un argumento falocéntrico sino anatómico: los golpes en los testículos duelen, pero, ¿se trata del máximo dolor que puede experimentar un ser humano? Para nada.