En algunas ocasiones, cuando las temperaturas bajan mucho, es posible que las olas lleguen incluso a congelarse cuando rompen contra la orilla. Concretamente, estas olas congeladas se han registrado en el gigantesco lago Baikal, al sur de Siberia, que es un lago rodeado de montañas y contiene 22 islas pequeñas, la mayor de las cuales, Oljón, tiene 72 kilómetros de largo.