Desde una perspectiva neoliberal, una especie solo debe ser preservada —incluso si es de propiedad privada— si resulta rentable, solo si el mercado así lo decreta. Aunque los economistas conservadores escriben alabanzas a la clarividencia del mercado a la hora de administrar la escasez natural, los economistas neoliberales son mucho más contundentes. Desde el punto de vista del capital, los organismos no tienen ningún valor intrínseco —ni siquiera los últimos individuos de una especie—, sino que son simplemente activos diversos de capital.