Recuerdo aquel incendio como si fuera ahora. Tendría yo 15 años y tengo grabada la imagen de la gente del pueblo haciendo cadenas humanas para tirar cubos de agua a las llamas y a mi padre mojando las paredes de casa con la manguera, "porque nos la comía el fuego". Y recuerdo aquel olor cuando todo acabó, cuando no quedaba nada más que ceniza y palos negros y un suelo caliente del que siguió saliendo humo durante varios días. Y con el fuego desaparecieron los lagartos y no volvieron. Y en las cenizas de carbayos, abedules, toxos y brezos...