El caso de Soraya, creí, quizá sirviera sólo para una cosa: concienciar a muchas mujeres de que todas somos víctimas potenciales de un feminicidio. Y que lo somos porque somos mujeres. Quizás ayudara a darnos cuenta de que esta lacra no sólo va con algunas que "no supieron elegir bien". Esta misma reflexión hice esta mañana. Las respuestas, desalentadoras, volvían a ser las mismas de siempre: "Es injusto, no todos somos asesinos", "no mezcles a un loco con todos los hombres", "¿y ella qué vio en una persona así?"