China es un país para darle de comer aparte. El carácter de su gente no tiene absolutamente nada que ver con, por ejemplo, dos de sus vecinos, Japón y Vietnam. Al contrario que los japoneses, que -ya sabes, generalizando- son silenciosos, ordenados y elegantes; los chinos son ruidosos, desordenados, brutos y, para algunas cosas, bastante sucios