Durante la década de 1950, el París de la posguerra fue una ciudad de contrastes. La capital francesa comenzaba a establecerse como una importante ciudad cultural y un referente para el ocio o la moda en Europa, pero por otro lado, París aún tenía una imagen de ciudad "sucia" o "descuidada", debido a que no existía ninguna ley para la limpieza o mantenimiento de los edificios. Gran parte de los parisinos todavía vivían en pequeños apartamentos que, por lo general, estaban en malas condiciones, con muchos edificios que datan (...)