Dos años antes de la publicación de la primera edición francesa de “20.000 Leguas de Viaje Submarino” como un único volumen, Vicente Guimerá, traductor de la obra al castellano, en colaboración con una pequeña imprenta de la Gran Vía madrileña, la de Tomás Rey, publicó la obra en una edición fantasma, adelantándose al propio Verne y sus editoriales francesa, Hetzel, y española, Gaspar Roig.