El deseo es promiscuo. Puedo hacer esta afirmación después de muchos años de conocer, tratar y analizar parejas de todo tipo: jóvenes, adultas, maduras, muy mayores, homosexuales, heterosexuales. Tanto en la consulta sexológica como en la vida cotidiana. Cualquiera puede encontrar ejemplos de que el deseo erótico no se agota en la pareja, ni se limita a ella. Nos encontramos en un momento en el que empiezan a ser negocio las entidades que te ofrecen la posibilidad de ser “infiel” o de tener una aventura...