Para quienes cifran su identidad en ese papel de conquistador omnisciente, la incertidumbre expuesta por el pensamiento sistémico resulta difícil de aceptar. Si no puedes entender, predecir y controlar, ¿qué cabe hacer? Sin embargo el pensamiento sistémico nos lleva a otra conclusión —nos está esperando, brilla, se vuelve obvia tan pronto como dejamos de estar cegados por la ilusión de control. Nos dice que hay mucho por hacer, pero se trata de un tipo diferente de “hacer”.