Con una población de casi 7,5 millones de habitantes y muy poco terreno urbanizable, el mercado de viviendas de Hong Kong se ha convertido en algo prohibitivo, lo que hace que sean comunes los llamados "cubículos ataúd". Naciones Unidas ha condenado estos horribles apartamentos jaula como "un insulto a la dignidad humana", pero según la Sociedad para la Organización Comunitaria, sigue siendo la única alternativa para unas 200.000 personas. "Ese día, llegué a casa y lloré", dijo Benny Lam a National Geographic, describiendo su experiencia.