Walter White, al principio de la serie, es un neófito en el mercado de la metanfetamina, pero rápidamente escala hasta ser el mejor cocinero, cosa que, a partir de entonces, le hace indispensable. No importa que Gus, su jefe, quiera acabar con él, que le salga competencia o que quieran reemplazarlo con Jesse, Walter White se ha hecho imprescindible, es irreemplazable.