Desde que recuerdo, uno de los temas con los que se da la turra sin parar, es que no debía ver películas violentas porque me volvería un asesino, jugar videojuegos violentos por si me volvía un psicópata, y no ver porno por si me volvía un guarro sin control. De los juegos de rol, ni os cuento. Así que cuando, por ejemplo, un chaval se va al instituto y se lía a tiros lo primero que hacemos es cribar la música que escucha, si juega a videojuegos y si se tocaba la polla para culpar algo que no sea, yo qué sé, el bullying, o la sociedad en la que