Durante buena parte de ese año, el general Alfredo Canales diseñó planes para propiciar un golpe de Estado, que según la CIA era apoyado por Patria y Libertad y representantes del empresariado. Tan confiado estaba en que lo lograría, que un emisario del oficial transmitió parte del “programa de gobierno” de este a un agente de la CIA en Santiago, el cual consideraba, entre otras cosas, quedarse en el poder hasta 1976, crear una nueva Constitución, suspender las libertades civiles y los partidos políticos, e ilegalizar al Partido Comunista.